.... cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor; cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando dos jovenes y gozosos iban a servir al placer.
No estaba sólo yo, triste y cuitado, y aqueya no era mi prisión.....aquel era un alegre, verde y agradable lugar conocido con el sobrenombre posterior del altar........y aquí empieza la historia.....
Mes de los pastos, de las flores, y de calenturas particulares, singulares, generales y plurales....dos jovenes gozosos, Amatista y Sacarino, se reunieron en un lugar alegre y maravilloso, que a la postre de los tiempos se llamará el altar. Y que menos, el altar, lugar donde se adora, donde se encumbra a dioses o imágenes, pues allí nació una imagen nunca antes vista....., bueno, nunca antes hecha.....
Amatista había acudido gracias a la tecnología de hoy en día a la cita con el ánimo de abordar el campo en compañía, y allí me encontraba yo, en régimen de altos grados Celsius....no tanto por el calor terrestre que lo había, si más por el que acumulaban ambas partes. En dicho altar se iba a producir un acontecimiento histórico y que nunca antes había pasado: Amatista querría sentir por primera vez en su traquea esa sensación que para una feladora magnífica como ella, era detestable.
Le gustaba felar, felar y felar, pero el sabor pastoso y de la lefa no le gustaba en su boca más alla de lo necesario....y sin embargo, adoraba sentirla en todo su cuerpo....(en otra ocasión hablaremos de la famosísima "Cátedra de Lefas Europeas".
Allí nos encontrábamos, en aquel paraje, con un muro a nuestras espaldas que hacía tanto de apoyo como de protección, con unos grados de calentura, sin igual, a la par de generosos y excitantes.
LLegó pues el momento de pasar a la acción y los besos, caricias y achuchones, se convirtieron en manos ávidas de tocar y rozar sexos. Ambos eran generosos en líquidos y fluidos, el placer que habitualmente les inundaba, no faltaba a la cita en esta ocasión, si cabe más, por ser en el campo, cosa que a Amatista, le agradaba especialmente, dada su devoción al campismo y campestrismo.
En ese momento, la ropa empezaba a sobrar, y el primer trozo de tela que iba desapareciendo o no ocupando su sitio era el pantalón masculino.... ella quería sentir aquel trozo duro de carne, venada y mojada, el momento mano-paja, le encantaba a Amatista, pero su deseo era mayor, y no dudó ni 5 segundos, en hacer que el pantalón quedase a los piés de él, su camisa semi abierta y aquel mastil deseando izar la bandera del placer.
Y así fue. Ipso facto, una boca engullía con delicado placer y entrega sin igual el prepucio masculino, para acabar en la base y desaparecer hasta la garganta....era fantástica, felar, felar, fela sin parar,...como dice la canción......
Y el placer, que estaba poniendo en las cuerdas a Sacarino, hizo que tomase durante unos momentos el mando de la situación, para levantar del suelo a Amatista, y enviarla contra la pared de espaldas.
Esa posición siempre era una de las bienvenidas en el momento primera penetración masculina....sentir su bienformado y delicioso trasero rozarse contra su bajo vientre es algo que le producía un placer sin igual, y a ella, sentir como aquel cacharro entraba desde atrás en su acogedora vagina, también......
Era fácil ponerles de acuerdo en algo tan agradable y sensacional, por la cantidad de sensaciones que inundaban a la pareja. Allí se dedicaron un rato a buscar el placer, y Amatista, se empezó a dar cuenta de que empezaba su alegre orquesta de orgasmos en breve. Si, si, ella es multiorgásmica, y bondadosa en fluidos....hace que a un hombre le llene de placer estar tan mojada.....
Y empezó, allí al aire libre, inicialmente pequeños grititos, con el primero de ellos, y 6 o 7 orgásmos después, alaridos que hacían preveer cascadas internas....y ello llevaba a Amatista, a buscar un segundo objeto de placer, y esta vez con la intención recién parida en su mente de agradecer a Sacarino e investigar la cuestión de una felación completa a un hombre.
Ambos sabían que además, era tal el magnífico sabor y olor embriagador de su coño, y que ella misma no se resistía a saborearlo, era algo superior a sus fuerzas, pero le gustaba, no, mejor, le encandilaba. Todo unido a la mezcla de los flujos previos masculinos, convertían aquel trabuco en el más delicioso de los manjares para ella.
A ello sumábamos, el campismo, el aire libre, las flores, la excitación masculina y femenina, y como se decía "una polla conocida y amiga", llevaron a Amatista a rezar ante aquel cetro, e iniciar un nuevo camino en las felaciones masculinas.....
Y así empezó la opera prima, el gran concierto, con una partitura nunca antes tocada. Amatista se desenfundó el aparato, y acto seguido pasó a la situación, yo me arrodillo y quiero ser cantante.
Comenzó su intenso momento saboreando y saboreándose, una y otra vez, y empezaba a preguntarse a la vez, cuanto podía crecer aquel acero fundido, ya que no lograba engullirlo hasta la base, tal y como le gustaba. Pero daba igual, su objetivo estaba trazado, desea sentir como Sacarino perdía el control en su boca, y él no lo sabía, pero lo deseaba desde el inicio de los tiempos. Era una apuesta masculina, un objetivo, que se convirtió en reto, pero para Amatista de las reticencias iniciales, pasó al morbo del más alto voltaje por todo lo explicado.
Seguía pues con su dedica entrega al felar, cuando notó que Sacarino, empezaba a respirar más profundamente, y algunos fluidos empezaban a emanar avisando del momento estelar del concierto....y Amatista los notaba, los sentía y con devoción actuaba.
Y no más de medio minuto después Sacarino se empezó a convulsionar y Amatista, estaba dispuesta para el gran momento, sabía que quería, que lo deseaba, que querría sentir por primera vez, esa sensación....y así fue, Sacarino no se contuvo, y Amatista continuaba felando, y felando, y el borboteo de Sacarino fue inmenso, pero esta vez, al igual que las demás, Sacarino esperaba que Amatista retirase su tranca de la boca, pero oh, oh,oh.....cual la más bella estampa, ella no cejó en su empeño y Sacarino mostraba una cara de placer jamás compartida por ambos.
Amatista engullía aquel rabo y Sacarino prolífico en orgasmos estalló tan fuerte que la lefa inundó la boca, pero Amatista la llevó hacia su garganta, y así cumpliría ese deseo masculino y esa investigación femenina, que tanto asco le daba, pero que aquel día tanto le apetecía.....y en ese momento estábamos, con una cara masculina de asombro, y una cara de investigadora y placer de Amatista....lo que estaba ocurriendo era un acontecimiento comparable a una de las maravillas del mundo.
Terminó Sacarino con su efluvio momento y Amatista se retiró el mastil de la boca, y de la boca de Sacarino, salieron reiteradas palabras de "Oh dios mio".... no salía del asombro...., y Amatista después de salir de su trance particular, se llevó la mano a los labios, se los acarició, aquellos labios gruesos y delicados, que tanto apasionaban a Sacarino, y se levantó para acercarlos a la boca del hombre, y fundirse en un beso apasionado, para demostrar que no quedaba ni una gota de lefa en su boca....
Tal fue la sorpresa de Sacarino y tal la alegría que le inundó, que allí mismo decidió levantar un altar a tal acontecimiento.....pero esto forma parte de otra historia que pronto se sabrá.
Saludos de vuestro querido Sacarino.