Llamarse Perseida y ser profesora de griego, es como haber nacido predestinada a tu trabajo. Eso pensé yo cuando me dijo su nombre. Un congreso de docentes en el mismo hotel en el que yo estaba alojado hizo que por casualidad y coincidencia me encontrase con ella y de manera ocasional en el ascensor.
En la misma entrada, esperándolo éramos 4 personas, ella, 2 colegas me pareció captar y yo. Cuando se abrió la puerta, me invitaron a acceder primero y cedí mi paso a Perseida, que decía que no, me invitaba a mi, y al final, que si tú, que si yo, entramos los dos, y nos "chocamos". "Perdón" y en ese momento la miré, ella a mi, y una sonrisa con una mirada cómplice nos cruzamos. Subimos al ascensor todos, y curiosamente, marcamos dos plantas, la 4 y la 6. En la 4, se quedaron sus dos colegas, y se despidieron diciendo que mañana le veían por la mañana. Quedaron sobre las 9 para desayunar (esto es un dato importante). Nosotros y digo bien, seguimos hasta la 6.
Ambos salimos, por supuesto, esta vez, ella primero y sin ese choque que tuvimos antes y miramos la placa de las habitaciones y...bingo, los dos hacia el mismo lado.
Como el pasillo era largo, aproveche para exclamar "siento lo de antes, pero tanta indecisión nos llevó a chocarnos. Y no soy nada indeciso, por cierto, soy Sacarino, un placer". Volvió a soltar esa sonrisa de antes y ahora ya diciendo "un placer Sacarino, me llamo Perseida y no te preocupes esas cosas pasan". No pude más que decir "¿Perseida? Que nombre más bonito y griego! Con lo que me encanta!".....y así es, pero ahí empezó todo. Y sí me encanta el griego. Globalmente hablando...todo!
Y entonces ella empezó a charlar diciéndome que era profesora de griego, que le resultaba curioso que una persona como yo, de una cierta edad no escolar ni de universidad, recordase que Perseida era un nombre griego. Acabábamos de conectar. Era una mujer interesante, culta, y tenía ese toque naïf que es tan interesante. Llegamos a la habitación, la suya y ¡Oh! la mía era la siguiente. Charlamos unos minutos más hablando de estas coincidiencias, y cuando nos despedíamos, nos intercambiamos los teléfonos y nos dimos dos besos. Me gustó su olor corporal y sí...notaba que desprendía esa reacción química de tensión que tanto me gusta.
Entramos en nuestras habitaciones y después de un rato un mensaje en el móvil, me levanté lo acerqué y sí, era de Perseida, que me ponía "saludos vecino de habitación, que descanses y tengas una buena noche. Un beso, Perseida". Por un momento pensé en responderle con un gracias, lo mismo, etc,...lo típico...pero decidí ser un poco más "demonio" así que la respuesta fue "hola vecina de pared y habitación. No logro descansar y así no tendré una buena noche.Me está invadiendo el insomnio y además tu perfume se cuela por mi puerta".
Ni un minuto pasó y el móvil volvió a sonar con "vaya!soy una abonada al insomnio, a las paredes, a los demonios, duermo poco o casi nada, pero aún así, las noches siempre hay que hacer que sean buenas. Mi perfume es malvado...o no"
Estaba claro que con semejante respuesta, una o no quería dormir, por el insomnio, y entonces, con esos mensajitos tampoco yo podría o en realidad, estaba jugando al gato y al ratón. Así que siendo como soy directo, mi respuesta fue rotunda: "Si no vas a dormir, es mejor que te guste mucho la pared, un buen demonio, y que el perfume tenga un buen sabor a la boca. Esto es un aviso".
No sabría si continuaría el juego, pero en menos de 30 segundos, volvía a sonar el móvil: "El que no podrá dormir eres tú, porqué esta pared nos separa y nos une, porqué el demonio fémina soy yo y mi perfume te ha capturado cuando nos despedimos". Curiosa respuesta, pero esto se gestaba como una lucha dialéctica y de presión mental. Lo que ella no sabía es mi parte más oscura...ese gente dominante que tengo y que estaba a punto de explotar, así que la respuesta esta vez fue a la altura de las circunstancias: "La que no quieres dormir eres tú, y yo puedo hacer que así sea. Una pared no nos separa, en realidad va a unirnos y mucho, y el demonio, está a punto de entrar por tu puerta y hacer desaparecer tu perfume. Último aviso".
Parece ser que había sido tan directo, que el susto se lo había llevado, ya que pasaron más de 5 minutos y el móvil no sonó. Cuando estaba ya con un ojo medio cerrado, volvió a sonar el móvil, y estando en cama y desnudo, me acerqué a la cómoda a cogerlo y apareción un mensaje tan corto, pero directo y clarificador: "VEN".
En cama, desnudo, y mirando el móvil.Sabía que pasaría, sólo estaba esperando el momento y ese mensaje llegó justo cuando tenía que ser. Me incorporé, desnudo, y salí al pasillo a la habitación de al lado. Al llegar a la puerta, estaba entreabierta. Ahí empezaba todo.
No
sabía lo que le esperaba, ella no lo sabía pero yo sí. Le estuve
avisando .Pero ella era incrédula. Siempre fue de la
clase de mujeres que se follaban a los hombres, pero que nunca un hombre
le había follado
a ella. Sabía que el primer contacto iba a marcar el resto del encuentro
y sobre todo, iba a dejarle claro el tipo de hombre con el que se
acababa de encontrar. Perseida era una devota mamadora, lo reconocía después, y
lo proclamaba a los cuatro vientos, pero hoy iba
a ser como una marioneta en mis manos. Entré en la habitación y ella estaba allí, en la pared. En cuanto mi mano tocó su coño,
nanosegundos fueron los que pasaron para encontrarla como un pantano.
Deseaba y punto.Así que no tardé ni un minuto y mi polla la estaba
follando contra esa pared y mi lengua lamiéndole
el cuello. Gemía, muy poco, todavía se cortaba, pero el inicio me
gustó....y además se delató: Le gustaba tanto que la follase, que hoy
sería su condena. Iba a dominarla a mi antojo. No sabía en que momento,
pero iba a ser dominada, y lo iba a saber, notar,
catar y desear una y otra vez, cada noche que pasase después de aquella,
y que se pajease pensando en aquel momento.
Perseida, era menuda, de una constitución física envidiable, con un
pasado deportista, y eso se notaba. Buen culo, trabajado de años y
caderas con su justo punto de sujección. Era delicioso agarrarlo contra
aquella pared, y cuanto más la clavaba, más se retorcía..
Pero llegó el momento capricho y tenía el capricho. Me gustaban sus labios, besaba bien, así que pensé, esa boca, seguro que puede hacer más cosas....y me retiré despacio, la giré y la invité a recorrer mi cuerpo. Así lo hizo, empezó poco a poco a bajar, deslizándose por la piel, hasta que llegó a mi polla.
Se quedó mirándola durante unos segundos, y acto seguido, desapareció en su boca, engullida. Como le gustaba comer, y como se notaba. Y cuanto más comía, más excitada se ponía. Empecé a mostrarle mis cartas y le agarré el pelo. Ejercía yo ahora de maestro de la ceremonia. En lugar de que me la comiese ella, era yo el que le estaba follando la boca. Despacio al principio y hasta la garganta después...tirando un poco de la cabeza. Se notaba como disfrutaba también. Esa boca, efectivamente, estaba diseñada para dar placer.
Después de un rato largo, muy largo comparado con otras chicas, iba siendo hora de tomar yo cartas en el asunto....así que me fui directamente sin mediar palabra a comerle su coñito depilado. Soy fan de esos coñitos, ya que para disfrutar es lo más cómodo. Así que empecé a comerla, poco a poco, con detalle, para ir encontrando los puntos de placer de Perseida. Como notaba la humedad...le había puesto muy caliente, y ahora esa calentura la estaba yo disfrutando en la boca....así que decidí ser un poco más intenso y empecé a jugar con un dedo y la lengua a la vez y, efecto conseguido, Perseida empezó a retorcerse poco a poco. Gemía, ahora más y más...y hablaba, y pedía, ya empezaba a decirlo..."fóllame"....pero no...no iba a ser todavía, seguía explorando y ahora ya con dos dedos...alternando y preparando el terreno con su culito...nos lo ibamos a pasar bomba...ya que la noche no acababa más que empezar.
Seguí un rato más, hasta que de un golpe, me incorporé, y sin mediar palabra, se la metí hasta lo más profundo de su coño. El suspiro fue inmenso, y a partir de entonces sólo decía, "sí, sí, sí, sí...."
Pero iba a tomar el control total de la situación, y era el momento, ya que no era esperado.
Llegó
el momento de la verdad, me dije a mi mismo. Sabía que la sorprendería,
y que no se esperaría lo que realmente me apetecía..así que le dije
"ven, vamos a jugar" y la desarmé. Bajada la guardia, era el momento, le
había dejado
ponerse encima y follarme, le había dejado comerme la polla, algo que le
encanta, pero iba a saber exactamente quien es Sacarino. Así que
utilizando mi fuerza bruta, Perseida iba a saber lo que es dominar,
poseer y sentirse follada y usada.
De un golpe, la agarré y la tumbé boca abajo en la cama y la estiré. Ya
tenía la cabeza enterrada en la almohada y mi mano hacía presión en el
cuello y no se levantaría de ahí. Tengo mucha fuerza. Acto seguido,
durante unos segundos empecé a meterle la polla
en el coño, y sí, seguía mojado, pero su respiración la estaba
delatando, le gustaba. Pero ese no era el objetivo. La saqué de coño y
enfilé su culo. Y entró, suavemente, sin ningún problema. Lo deseaba
otra vez. Pero esta vez iba a ser distinto. Todo el peso
de mi cuerpo estaba encima, aplastándola. Y la fuerza de mi polla
atravesándola ya, así que mi mano se fue al pelo, y tirando muy fuerte
de él, acerqué su oido a mi boca, y le dije "eres mi zorra, verdad?" y
le dije, "repítelo"...al principio no lo hizo, pero
tiré más fuerte del pelo, y la metía más fuerte en su culo, y volví a
repetir "eres una zorrita, eres mi zorra, y me lo vas a decir porque
quiero que lo digas"...y de su boca salieron esas palabras: Perseida
estaba ya tan caliente que todo le daba igual, y
dijo "Sí, soy tu zorra", y volví a decir, "más fuerte y más alto" y
ella, ya sin comtemplaciones, lo dijo "Soy tu zorra Sacarino".
Entonces no dejaba de gemir, emitía sonidos, sin sentido con palabras, pero que eran de placer, absolutamente, hasta que logro decirme "córrete" mientras yo seguía disfrutando de ese culo, así que volví a tirar del pelo, y acercar su oído a mi boca y le dije "tienes que pedírmelo bien"....y como no, no tardó nada en decirme "tu zorrita quiere que te corras en su culo".... Así que empecé a intensificar el ritmo de la follada y ella, no dejaba de gemir, moverse y volver a gemir.
Pero volvió a abrir su boca para decirme "...también en la boca"......mientras la follaba, no dejaba de gemir, pero quería todo...quería sentirme, quería servirse un final de banquete a gusto...y yo no le iba a dejar sin satisfacer.
Llegaba ese momento....así que la cama que se movía de lado a lado, mostraba que era el momento, y empecé a correrme en su culo....un primer chorro....e inmediatamente, la descabalgué, la giré, y me dirijí a su boca y Perseida, hizo el ademán de querer tragarla entera...y así fue....empezó a desaparecer toda mi corrida en su boca...exactamente como ella deseaba.
El primer round de la noche acababa de empezar....pero todavía quedaba más...había insomnio...así que nada mejor que continuar.....
jueves, 19 de diciembre de 2013
miércoles, 13 de noviembre de 2013
Una cita a ciegas muy especial.
Quedé con él por medio de un chat en internet. Era en una de esas
salas para hablar de sexo. Aquella noche estaba muy encendida y
necesitaba algo más para llegar al orgasmo, así que me atreví y me corrí
un par de veces hablando con un desconocido. Pero al final, cuando le
dije que me tenía que ir, me dijo para quedar con él. Por las cosas que
nos habíamos dicho, tuve un momento de irresponsabilidad y me animé.
Quedamos esa noche en una estación de servicio de la autopista donde
había un motelito.
Me puse una falda bastante ajustada que me llegaba justo encima de las rodillas y un tanga debajo. Sujetador negro trasparente y una camiseta de tirantes que dejaba ver mas de lo que tapaba. Me puse una chaqueta vaquera encima. Antes de salir cogí una caja de condones. Me había avisado que eran mas de uno. A medida que iba alejándome de mi casa en coche me iba excitando más. No sabía si lo que hacía estaba bien o no, pero en ese momento era lo que mi cuerpo me pedía.
Cuando llegué vi que había un coche aparcado donde me dijeron que iba a estar, y me acerqué vacilando, andando con mis zapatos de verano con tacón y mi bolso. Antes de llegar salió un tío del coche. No tenía menos de 30, pero tampoco parecía viejo. Iba vestido como me había dicho: vaqueros negros, camiseta azul ajustada y una riñonera de pana negra con una insignia de Valencia.
Después de asegurarnos de nuestra identidad, me cogió de la mano y me llevó al hotelito. Fuimos hasta el primer piso y antes de abrir la habitación me dijo que primero quería follarme y luego ver como me hacían lo mismo sus dos amigos. Le dije que no tenía miedo pero que en ningún momento me obligaran a hacer algo que de sobra supieran que yo no quería. “En cuanto quieras paramos” me contestó. Me abrió la puerta y me dejó pasar primera.
La luz estaba encendida, y no había nadie. Era una habitación con cama de matrimonio y dos mesitas. Las cortinas eran frondosas y estaban corridas. Había una puerta que daba al váter y que estaba abierta, y al lado contra la pared un armario bajo. Cuando oí que se cerraba la puerta detrás nuestro me di cuenta que estaba a solas con un tío que me iba a follar. Empecé a mojarme de nuevo.
Me quitó el bolso desde detrás y lo dejó caer despreocupado sobre una silla. Sin darme la vuelta me sujetó las muñecas en la espalda y la otra mano la llevó directamente entre mis piernas. Me sobresaltó un poco su decisión y me mojé mas aún. El lo noto. Soltándome se alejó un poco de mí y oí que habría un cajón. “No mires” me dijo. Volvió a acercarse y me llevó las manos a la espalda de nuevo. Oí el ruido de unas esposas y la sensación del metal frío alrededor de mis muñecas. Luego me atrajo hacia él y aplastó nuestros cuerpos mientras me levantaba la camiseta y me sobaba las tetas por encima del sujetador. Estaba completamente empalmado. Yo lo único que veía era la ventana con las cortinas cerradas. Le dejaba hacer, estaba muy excitada.
Entonces me levantó la falda hasta la cintura y dejando a un lado el tanga, me metió dos dedos por el coño. Intenté intensificar el contacto, pero agarrándome por las esposas no me dejó. Así, tal y como estaba, con la ropa completamente descolocada, me llevó agarrada por la cadena de las esposas hasta el armario bajo, y de un empujón me obligó a inclinarme. Tenía todo mi cuerpo a disposición suyo, completamente ofrecida a sus deseos. Me bajó el tanga de una vez hasta el suelo y me separó las piernas con sus pies. Mientras me seguía sujetando se tumbó encima de mí inmovilizándome completamente, y sin previo aviso me metió la polla. Empezó a follarme despacio. Yo intentaba aumentar el ritmo y el contacto, pero él entonces me agarraba más fuerte. Entonces empecé a tener un orgasmo, y otro detrás. Me corría y jadeaba, hasta que empezó a follarme con más fuerza, como para castigarme por mi prisa, y se corrió dentro de mí. Me acordé entonces de los condones, un poco tarde.
Se apartó de mí y me dejó levantarme. Me quitó las esposas.
- Date la vuelta – me dijo. Lo hice. Le vi completamente vestido sentado en una silla, descansando
-. Quítate la ropa – me dijo entonces.
Obedecí su orden. Quería más de lo que me había hecho, quería que cumpliese con todo lo que me había contado por el chat en internet. Así que me quité la chaqueta y la dejé caer al suelo. Luego me bajé la falda. La camiseta fue lo siguiente, y por fin el sujetador. Me quedé completamente desnuda delante de él. Entonces se quitó la camiseta y se bajó los pantalones hasta quitárselos junto con el slip que llevaba. Se volvió a sentar y señalándose la polla me dijo: es toda tuya.
Me acerqué y me puse de rodillas delante de él. Se la cogí con las dos manos y le pasé la lengua por el capullo. No dejaba de mirarme, pero en sus ojos se volvía a ver esa mirada de lujuria. Luego me la fui metiendo en la boca, rodeándola con mis labios y masturbándole con una mano. Empecé a notar cómo se le iba poniendo dura. Me acariciaba el pelo con la mano derecha y cerraba los ojos. Seguí chupándole hasta que me apartó la cara. Luego, cogiéndome por las manos me atrajo hacia él para lo cual tuve que separar las piernas. Me volvió a decir que era toda mía, así, que flexioné las rodillas, y me senté encima de su polla, despacio y haciéndome de rogar. Yo me apoyaba en el respaldo de la silla con las dos manos, mientras él me sobaba el culo. Le follaba a mi propio ritmo, hasta que su excitación llegó al límite y me dirigió él en el ritmo. De repente se levantó y me llevó al suelo. Allí siguió un poco más, pero paró y me sacó la polla. Yo no entendía. Me dio la vuelta en el suelo entre besos y caricias, y volvió a penetrarme el coño. Su polla dentro de mí subió la intensidad y volvió a estallar inundándome por dentro. Se volvió a correr, pero esta vez yo no. Cuando quise seguir, él se levantó. “Espera” me avisó, y vi como volvía a coger las esposas. Se colocó encima de mí. Noté su polla encima de mi culo, pero no me movía. Volvió a ponérmelas a la espalda, con la diferencia de que esta vez me tapó los ojos con algo que supuse era un pañuelo, por lo suave de la tela.
- Ahora van a entrar mis amigos, quieres seguir? – aquella pregunta me vino de lo mas extraña, puesto que yo estaba ardiendo y necesitaba que me follase. Le dije que todavía no estaba satisfecha y que quería más. Me ayudó a levantarme y me sentó en la silla donde había estado él. Me separó los tobillos y me los sujetó a las patas con cuerdas, por encima de lo que supuse eran mas pañuelos. También me ajustó los brazos al respaldo con más cuerda. Estaba completamente atada, inmovilizada, a merced de lo que quisiera hacer conmigo.
Me movió con silla y todo y calculé que me colocó justo enfrente de la puerta de entrada, con las piernas completamente abiertas, ofreciendo mi coño a la primera persona que entrase. Mi excitación me estaba matando, pero no quería quejarme. Oí cómo se ponía delante mío, y al de poco noté que empezaba a chuparme. Pero cuando iba a correrme paraba y me acariciaba las tetas. Yo me limitaba a jadear y a desear que me follase, pero no decía nada. Entonces oí que se abrió la puerta, y los saludos de aquel chico a otras dos voces desconocidas. Al instante noté unas manos en mis tetas y otra en mi coño, que me sobaban sin ningún tipo de recato.
Una lengua se coló en mi boca cuando yo jadeaba, y en ese beso me corrí.
Cuando hubo acabado mi orgasmo, estaba completamente mojada, chorreando. Notaba los muslos húmedos con mis propios jugos y el semen del primer tío. Me desataron y me llevaron hasta lo que creí era el armario de antes, y se repitió la jugada. Me incliné y uno de ellos me penetró sin avisarme y sin nada. Me agarró por las caderas para que no me moviese y me folló despacio un rato que se me hizo exquisito. Luego la sacó y me levantó del armario. No entendía. Otra persona delante de mí me sujetó, mientras el que me había follado me separaba las nalgas y me metía dos dedos por el culo. Con movimientos circulares no le costó mucho dilatarme. Lo siguiente fue su polla. Yo estaba agotada y tenían que sujetarme los dos con fuerza. Me elevaron agarrándome por los brazos y las caderas y me metió la polla por el culo.
El dolor fue intenso e intenté defenderme, pero solo conseguí que me agarraran más fuerte. “Paramos?” me preguntó el que me estaba sodomizando, pero yo no contesté. Esperó un rato así, y cuando me hube tranquilizado y volvió a arremeter hacia adentro. El dolor volvió, pero esta vez no hicieron caso a mi negativa y siguió follándome despacio hasta que se pasó el dolor y volvió un placer tan intenso, que el que tenía delante siguió con los planes. Se llevó mis piernas alrededor de su cuerpo, y mientras su amigo me follaba despacito, me metió la polla hasta el fondo sin ningún problema.
Justo tocaba el suelo con los pies mientras me follaban al mismo ritmo. Me movían de delante atrás y viceversa, mientras sus pollas me taladraban una y otra vez. El orgasmo no se hizo esperar, y cuando se me pasaba volvían a relajar el ritmo. Hasta que el que me follaba el coño se corrió entre envestidas que me lanzaban contra su amigo y hacía que me penetrara el culo con mas fuerza. Así que terminó, y el de detrás me llevó al suelo sin sacarme la polla en ningún momento. Se corrió en poco tiempo y se quedó un momento encima de mí, descansando. Yo estaba rendida.
Se levantó y me quitaron las esposas y la venda de los ojos. Alguien me dio la vuelta en el suelo, era el primer chico. Me besó en la boca metiendo su lengua y buscando la mía. Yo le correspondí a aquel beso. Por primera vez en esa noche acaricié su espalda y su cabeza. Metí mis dedos entre su pelo, y llevé la otra mano hasta sus nalgas. Empezó a excitarse de nuevo, así que le pasé dos dedos entre las nalgas. Su beso se hizo mas profundo y me separó las piernas con ambas manos. Luego me las llevó a las tetas y empezó a sobarmelas con fuerza. Entonces buqué y empecé a meterle un dedo, y eso le volvía loco. A medida que iba metiéndoselo él se excitaba más y notaba su polla cada vez mas dura entre mis piernas, así que dejé de acariciarle la espalda y le guié la polla hasta la abertura de mi coño. Pero en ese instante enloqueció de excitación y me sujetó las manos contra el suelo. Luego siguió besando las tetas, hasta que se decidió a penetrarme de nuevo. Me hizo daño de la fuerza con la que me metió la polla, pero sus jadeos y el olor a su sudor me excitaron mas todavía, y comencé a moverme como en toda la noche no había podido. Me soltó los brazos y me agarré a su cuerpo mientras él hacía lo mismo con el mío, hasta que tuvimos el último orgasmo de la noche.
Para ti, ลอร่า.
Me puse una falda bastante ajustada que me llegaba justo encima de las rodillas y un tanga debajo. Sujetador negro trasparente y una camiseta de tirantes que dejaba ver mas de lo que tapaba. Me puse una chaqueta vaquera encima. Antes de salir cogí una caja de condones. Me había avisado que eran mas de uno. A medida que iba alejándome de mi casa en coche me iba excitando más. No sabía si lo que hacía estaba bien o no, pero en ese momento era lo que mi cuerpo me pedía.
Cuando llegué vi que había un coche aparcado donde me dijeron que iba a estar, y me acerqué vacilando, andando con mis zapatos de verano con tacón y mi bolso. Antes de llegar salió un tío del coche. No tenía menos de 30, pero tampoco parecía viejo. Iba vestido como me había dicho: vaqueros negros, camiseta azul ajustada y una riñonera de pana negra con una insignia de Valencia.
Después de asegurarnos de nuestra identidad, me cogió de la mano y me llevó al hotelito. Fuimos hasta el primer piso y antes de abrir la habitación me dijo que primero quería follarme y luego ver como me hacían lo mismo sus dos amigos. Le dije que no tenía miedo pero que en ningún momento me obligaran a hacer algo que de sobra supieran que yo no quería. “En cuanto quieras paramos” me contestó. Me abrió la puerta y me dejó pasar primera.
La luz estaba encendida, y no había nadie. Era una habitación con cama de matrimonio y dos mesitas. Las cortinas eran frondosas y estaban corridas. Había una puerta que daba al váter y que estaba abierta, y al lado contra la pared un armario bajo. Cuando oí que se cerraba la puerta detrás nuestro me di cuenta que estaba a solas con un tío que me iba a follar. Empecé a mojarme de nuevo.
Me quitó el bolso desde detrás y lo dejó caer despreocupado sobre una silla. Sin darme la vuelta me sujetó las muñecas en la espalda y la otra mano la llevó directamente entre mis piernas. Me sobresaltó un poco su decisión y me mojé mas aún. El lo noto. Soltándome se alejó un poco de mí y oí que habría un cajón. “No mires” me dijo. Volvió a acercarse y me llevó las manos a la espalda de nuevo. Oí el ruido de unas esposas y la sensación del metal frío alrededor de mis muñecas. Luego me atrajo hacia él y aplastó nuestros cuerpos mientras me levantaba la camiseta y me sobaba las tetas por encima del sujetador. Estaba completamente empalmado. Yo lo único que veía era la ventana con las cortinas cerradas. Le dejaba hacer, estaba muy excitada.
Entonces me levantó la falda hasta la cintura y dejando a un lado el tanga, me metió dos dedos por el coño. Intenté intensificar el contacto, pero agarrándome por las esposas no me dejó. Así, tal y como estaba, con la ropa completamente descolocada, me llevó agarrada por la cadena de las esposas hasta el armario bajo, y de un empujón me obligó a inclinarme. Tenía todo mi cuerpo a disposición suyo, completamente ofrecida a sus deseos. Me bajó el tanga de una vez hasta el suelo y me separó las piernas con sus pies. Mientras me seguía sujetando se tumbó encima de mí inmovilizándome completamente, y sin previo aviso me metió la polla. Empezó a follarme despacio. Yo intentaba aumentar el ritmo y el contacto, pero él entonces me agarraba más fuerte. Entonces empecé a tener un orgasmo, y otro detrás. Me corría y jadeaba, hasta que empezó a follarme con más fuerza, como para castigarme por mi prisa, y se corrió dentro de mí. Me acordé entonces de los condones, un poco tarde.
Se apartó de mí y me dejó levantarme. Me quitó las esposas.
- Date la vuelta – me dijo. Lo hice. Le vi completamente vestido sentado en una silla, descansando
-. Quítate la ropa – me dijo entonces.
Obedecí su orden. Quería más de lo que me había hecho, quería que cumpliese con todo lo que me había contado por el chat en internet. Así que me quité la chaqueta y la dejé caer al suelo. Luego me bajé la falda. La camiseta fue lo siguiente, y por fin el sujetador. Me quedé completamente desnuda delante de él. Entonces se quitó la camiseta y se bajó los pantalones hasta quitárselos junto con el slip que llevaba. Se volvió a sentar y señalándose la polla me dijo: es toda tuya.
Me acerqué y me puse de rodillas delante de él. Se la cogí con las dos manos y le pasé la lengua por el capullo. No dejaba de mirarme, pero en sus ojos se volvía a ver esa mirada de lujuria. Luego me la fui metiendo en la boca, rodeándola con mis labios y masturbándole con una mano. Empecé a notar cómo se le iba poniendo dura. Me acariciaba el pelo con la mano derecha y cerraba los ojos. Seguí chupándole hasta que me apartó la cara. Luego, cogiéndome por las manos me atrajo hacia él para lo cual tuve que separar las piernas. Me volvió a decir que era toda mía, así, que flexioné las rodillas, y me senté encima de su polla, despacio y haciéndome de rogar. Yo me apoyaba en el respaldo de la silla con las dos manos, mientras él me sobaba el culo. Le follaba a mi propio ritmo, hasta que su excitación llegó al límite y me dirigió él en el ritmo. De repente se levantó y me llevó al suelo. Allí siguió un poco más, pero paró y me sacó la polla. Yo no entendía. Me dio la vuelta en el suelo entre besos y caricias, y volvió a penetrarme el coño. Su polla dentro de mí subió la intensidad y volvió a estallar inundándome por dentro. Se volvió a correr, pero esta vez yo no. Cuando quise seguir, él se levantó. “Espera” me avisó, y vi como volvía a coger las esposas. Se colocó encima de mí. Noté su polla encima de mi culo, pero no me movía. Volvió a ponérmelas a la espalda, con la diferencia de que esta vez me tapó los ojos con algo que supuse era un pañuelo, por lo suave de la tela.
- Ahora van a entrar mis amigos, quieres seguir? – aquella pregunta me vino de lo mas extraña, puesto que yo estaba ardiendo y necesitaba que me follase. Le dije que todavía no estaba satisfecha y que quería más. Me ayudó a levantarme y me sentó en la silla donde había estado él. Me separó los tobillos y me los sujetó a las patas con cuerdas, por encima de lo que supuse eran mas pañuelos. También me ajustó los brazos al respaldo con más cuerda. Estaba completamente atada, inmovilizada, a merced de lo que quisiera hacer conmigo.
Me movió con silla y todo y calculé que me colocó justo enfrente de la puerta de entrada, con las piernas completamente abiertas, ofreciendo mi coño a la primera persona que entrase. Mi excitación me estaba matando, pero no quería quejarme. Oí cómo se ponía delante mío, y al de poco noté que empezaba a chuparme. Pero cuando iba a correrme paraba y me acariciaba las tetas. Yo me limitaba a jadear y a desear que me follase, pero no decía nada. Entonces oí que se abrió la puerta, y los saludos de aquel chico a otras dos voces desconocidas. Al instante noté unas manos en mis tetas y otra en mi coño, que me sobaban sin ningún tipo de recato.
Una lengua se coló en mi boca cuando yo jadeaba, y en ese beso me corrí.
Cuando hubo acabado mi orgasmo, estaba completamente mojada, chorreando. Notaba los muslos húmedos con mis propios jugos y el semen del primer tío. Me desataron y me llevaron hasta lo que creí era el armario de antes, y se repitió la jugada. Me incliné y uno de ellos me penetró sin avisarme y sin nada. Me agarró por las caderas para que no me moviese y me folló despacio un rato que se me hizo exquisito. Luego la sacó y me levantó del armario. No entendía. Otra persona delante de mí me sujetó, mientras el que me había follado me separaba las nalgas y me metía dos dedos por el culo. Con movimientos circulares no le costó mucho dilatarme. Lo siguiente fue su polla. Yo estaba agotada y tenían que sujetarme los dos con fuerza. Me elevaron agarrándome por los brazos y las caderas y me metió la polla por el culo.
El dolor fue intenso e intenté defenderme, pero solo conseguí que me agarraran más fuerte. “Paramos?” me preguntó el que me estaba sodomizando, pero yo no contesté. Esperó un rato así, y cuando me hube tranquilizado y volvió a arremeter hacia adentro. El dolor volvió, pero esta vez no hicieron caso a mi negativa y siguió follándome despacio hasta que se pasó el dolor y volvió un placer tan intenso, que el que tenía delante siguió con los planes. Se llevó mis piernas alrededor de su cuerpo, y mientras su amigo me follaba despacito, me metió la polla hasta el fondo sin ningún problema.
Justo tocaba el suelo con los pies mientras me follaban al mismo ritmo. Me movían de delante atrás y viceversa, mientras sus pollas me taladraban una y otra vez. El orgasmo no se hizo esperar, y cuando se me pasaba volvían a relajar el ritmo. Hasta que el que me follaba el coño se corrió entre envestidas que me lanzaban contra su amigo y hacía que me penetrara el culo con mas fuerza. Así que terminó, y el de detrás me llevó al suelo sin sacarme la polla en ningún momento. Se corrió en poco tiempo y se quedó un momento encima de mí, descansando. Yo estaba rendida.
Se levantó y me quitaron las esposas y la venda de los ojos. Alguien me dio la vuelta en el suelo, era el primer chico. Me besó en la boca metiendo su lengua y buscando la mía. Yo le correspondí a aquel beso. Por primera vez en esa noche acaricié su espalda y su cabeza. Metí mis dedos entre su pelo, y llevé la otra mano hasta sus nalgas. Empezó a excitarse de nuevo, así que le pasé dos dedos entre las nalgas. Su beso se hizo mas profundo y me separó las piernas con ambas manos. Luego me las llevó a las tetas y empezó a sobarmelas con fuerza. Entonces buqué y empecé a meterle un dedo, y eso le volvía loco. A medida que iba metiéndoselo él se excitaba más y notaba su polla cada vez mas dura entre mis piernas, así que dejé de acariciarle la espalda y le guié la polla hasta la abertura de mi coño. Pero en ese instante enloqueció de excitación y me sujetó las manos contra el suelo. Luego siguió besando las tetas, hasta que se decidió a penetrarme de nuevo. Me hizo daño de la fuerza con la que me metió la polla, pero sus jadeos y el olor a su sudor me excitaron mas todavía, y comencé a moverme como en toda la noche no había podido. Me soltó los brazos y me agarré a su cuerpo mientras él hacía lo mismo con el mío, hasta que tuvimos el último orgasmo de la noche.
Para ti, ลอร่า.
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