Quedé con él por medio de un chat en internet. Era en una de esas
salas para hablar de sexo. Aquella noche estaba muy encendida y
necesitaba algo más para llegar al orgasmo, así que me atreví y me corrí
un par de veces hablando con un desconocido. Pero al final, cuando le
dije que me tenía que ir, me dijo para quedar con él. Por las cosas que
nos habíamos dicho, tuve un momento de irresponsabilidad y me animé.
Quedamos esa noche en una estación de servicio de la autopista donde
había un motelito.
Me puse una falda bastante ajustada que me llegaba justo encima de
las rodillas y un tanga debajo. Sujetador negro trasparente y una
camiseta de tirantes que dejaba ver mas de lo que tapaba. Me puse una
chaqueta vaquera encima. Antes de salir cogí una caja de condones. Me
había avisado que eran mas de uno. A medida que iba alejándome de mi
casa en coche me iba excitando más. No sabía si lo que hacía estaba bien
o no, pero en ese momento era lo que mi cuerpo me pedía.
Cuando llegué vi que había un coche aparcado donde me dijeron que iba
a estar, y me acerqué vacilando, andando con mis zapatos de verano con
tacón y mi bolso. Antes de llegar salió un tío del coche. No tenía menos
de 30, pero tampoco parecía viejo. Iba vestido como me había dicho:
vaqueros negros, camiseta azul ajustada y una riñonera de pana negra con
una insignia de Valencia.
Después de asegurarnos de nuestra identidad, me cogió de la mano y me
llevó al hotelito. Fuimos hasta el primer piso y antes de abrir la
habitación me dijo que primero quería follarme y luego ver como me
hacían lo mismo sus dos amigos. Le dije que no tenía miedo pero que en
ningún momento me obligaran a hacer algo que de sobra supieran que yo no
quería. “En cuanto quieras paramos” me contestó. Me abrió la puerta y
me dejó pasar primera.
La luz estaba encendida, y no había nadie. Era una habitación con
cama de matrimonio y dos mesitas. Las cortinas eran frondosas y estaban
corridas. Había una puerta que daba al váter y que estaba abierta, y al
lado contra la pared un armario bajo. Cuando oí que se cerraba la puerta
detrás nuestro me di cuenta que estaba a solas con un tío que me iba a
follar. Empecé a mojarme de nuevo.
Me quitó el bolso desde detrás y lo dejó caer despreocupado sobre una
silla. Sin darme la vuelta me sujetó las muñecas en la espalda y la
otra mano la llevó directamente entre mis piernas. Me sobresaltó un poco
su decisión y me mojé mas aún. El lo noto. Soltándome se alejó un poco
de mí y oí que habría un cajón. “No mires” me dijo. Volvió a acercarse y
me llevó las manos a la espalda de nuevo. Oí el ruido de unas esposas y
la sensación del metal frío alrededor de mis muñecas. Luego me atrajo
hacia él y aplastó nuestros cuerpos mientras me levantaba la camiseta y
me sobaba las tetas por encima del sujetador. Estaba completamente
empalmado. Yo lo único que veía era la ventana con las cortinas
cerradas. Le dejaba hacer, estaba muy excitada.
Entonces me levantó la falda hasta la cintura y dejando a un lado el
tanga, me metió dos dedos por el coño. Intenté intensificar el contacto,
pero agarrándome por las esposas no me dejó. Así, tal y como estaba,
con la ropa completamente descolocada, me llevó agarrada por la cadena
de las esposas hasta el armario bajo, y de un empujón me obligó a
inclinarme. Tenía todo mi cuerpo a disposición suyo, completamente
ofrecida a sus deseos. Me bajó el tanga de una vez hasta el suelo y me
separó las piernas con sus pies. Mientras me seguía sujetando se tumbó
encima de mí inmovilizándome completamente, y sin previo aviso me metió
la polla. Empezó a follarme despacio. Yo intentaba aumentar el ritmo y
el contacto, pero él entonces me agarraba más fuerte. Entonces empecé a
tener un orgasmo, y otro detrás. Me corría y jadeaba, hasta que empezó a
follarme con más fuerza, como para castigarme por mi prisa, y se corrió
dentro de mí. Me acordé entonces de los condones, un poco tarde.
Se apartó de mí y me dejó levantarme. Me quitó las esposas.
- Date la vuelta – me dijo. Lo hice. Le vi completamente vestido sentado en una silla, descansando
-. Quítate la ropa – me dijo entonces.
Obedecí su orden. Quería más de lo que me había hecho, quería que
cumpliese con todo lo que me había contado por el chat en internet. Así
que me quité la chaqueta y la dejé caer al suelo. Luego me bajé la
falda. La camiseta fue lo siguiente, y por fin el sujetador. Me quedé
completamente desnuda delante de él. Entonces se quitó la camiseta y se
bajó los pantalones hasta quitárselos junto con el slip que llevaba. Se
volvió a sentar y señalándose la polla me dijo: es toda tuya.
Me acerqué y me puse de rodillas delante de él. Se la cogí con las
dos manos y le pasé la lengua por el capullo. No dejaba de mirarme, pero
en sus ojos se volvía a ver esa mirada de lujuria. Luego me la fui
metiendo en la boca, rodeándola con mis labios y masturbándole con una
mano. Empecé a notar cómo se le iba poniendo dura. Me acariciaba el pelo
con la mano derecha y cerraba los ojos. Seguí chupándole hasta que me
apartó la cara. Luego, cogiéndome por las manos me atrajo hacia él para
lo cual tuve que separar las piernas. Me volvió a decir que era toda
mía, así, que flexioné las rodillas, y me senté encima de su polla,
despacio y haciéndome de rogar. Yo me apoyaba en el respaldo de la silla
con las dos manos, mientras él me sobaba el culo. Le follaba a mi
propio ritmo, hasta que su excitación llegó al límite y me dirigió él en
el ritmo. De repente se levantó y me llevó al suelo. Allí siguió un
poco más, pero paró y me sacó la polla. Yo no entendía. Me dio la vuelta
en el suelo entre besos y caricias, y volvió a penetrarme el coño. Su
polla dentro de mí subió la intensidad y volvió a estallar inundándome
por dentro. Se volvió a correr, pero esta vez yo no. Cuando quise
seguir, él se levantó. “Espera” me avisó, y vi como volvía a coger las
esposas. Se colocó encima de mí. Noté su polla encima de mi culo, pero
no me movía. Volvió a ponérmelas a la espalda, con la diferencia de que
esta vez me tapó los ojos con algo que supuse era un pañuelo, por lo
suave de la tela.
- Ahora van a entrar mis amigos, quieres seguir? – aquella pregunta
me vino de lo mas extraña, puesto que yo estaba ardiendo y necesitaba
que me follase. Le dije que todavía no estaba satisfecha y que quería
más. Me ayudó a levantarme y me sentó en la silla donde había estado él.
Me separó los tobillos y me los sujetó a las patas con cuerdas, por
encima de lo que supuse eran mas pañuelos. También me ajustó los brazos
al respaldo con más cuerda. Estaba completamente atada, inmovilizada, a
merced de lo que quisiera hacer conmigo.
Me movió con silla y todo y calculé que me colocó justo enfrente de
la puerta de entrada, con las piernas completamente abiertas, ofreciendo
mi coño a la primera persona que entrase. Mi excitación me estaba
matando, pero no quería quejarme. Oí cómo se ponía delante mío, y al de
poco noté que empezaba a chuparme. Pero cuando iba a correrme paraba y
me acariciaba las tetas. Yo me limitaba a jadear y a desear que me
follase, pero no decía nada. Entonces oí que se abrió la puerta, y los
saludos de aquel chico a otras dos voces desconocidas. Al instante noté
unas manos en mis tetas y otra en mi coño, que me sobaban sin ningún
tipo de recato.
Una lengua se coló en mi boca cuando yo jadeaba, y en
ese beso me corrí.
Cuando hubo acabado mi orgasmo, estaba completamente mojada,
chorreando. Notaba los muslos húmedos con mis propios jugos y el semen
del primer tío. Me desataron y me llevaron hasta lo que creí era el
armario de antes, y se repitió la jugada. Me incliné y uno de ellos me
penetró sin avisarme y sin nada. Me agarró por las caderas para que no
me moviese y me folló despacio un rato que se me hizo exquisito. Luego
la sacó y me levantó del armario. No entendía. Otra persona delante de
mí me sujetó, mientras el que me había follado me separaba las nalgas y
me metía dos dedos por el culo. Con movimientos circulares no le costó
mucho dilatarme. Lo siguiente fue su polla. Yo estaba agotada y tenían
que sujetarme los dos con fuerza. Me elevaron agarrándome por los brazos y las caderas y me metió la polla por el culo.
El dolor
fue intenso e intenté defenderme, pero solo conseguí que me agarraran
más fuerte. “Paramos?” me preguntó el que me estaba sodomizando, pero yo
no contesté. Esperó un rato así, y cuando me hube tranquilizado y
volvió a arremeter hacia adentro. El dolor volvió, pero esta vez no
hicieron caso a mi negativa y siguió follándome despacio hasta que se
pasó el dolor y volvió un placer tan intenso, que el que tenía delante
siguió con los planes. Se llevó mis piernas alrededor de su cuerpo, y
mientras su amigo me follaba despacito, me metió la polla hasta el fondo
sin ningún problema.
Justo tocaba el suelo con los pies mientras me follaban al mismo
ritmo. Me movían de delante atrás y viceversa, mientras sus pollas me
taladraban una y otra vez. El orgasmo no se hizo esperar, y cuando se me
pasaba volvían a relajar el ritmo. Hasta que el que me follaba el coño
se corrió entre envestidas que me lanzaban contra su amigo y hacía que
me penetrara el culo con mas fuerza. Así que terminó, y el de detrás me
llevó al suelo sin sacarme la polla en ningún momento. Se corrió en poco
tiempo y se quedó un momento encima de mí, descansando. Yo estaba
rendida.
Se levantó y me quitaron las esposas y la venda de los ojos. Alguien
me dio la vuelta en el suelo, era el primer chico. Me besó en la boca
metiendo su lengua y buscando la mía. Yo le correspondí a aquel beso.
Por primera vez en esa noche acaricié su espalda y su cabeza. Metí mis
dedos entre su pelo, y llevé la otra mano hasta sus nalgas. Empezó a
excitarse de nuevo, así que le pasé dos dedos entre las nalgas. Su beso
se hizo mas profundo y me separó las piernas con ambas manos. Luego me
las llevó a las tetas y empezó a sobarmelas con fuerza. Entonces buqué y
empecé a meterle un dedo, y eso le volvía loco. A medida que iba
metiéndoselo él se excitaba más y notaba su polla cada vez mas dura
entre mis piernas, así que dejé de acariciarle la espalda y le guié la
polla hasta la abertura de mi coño. Pero en ese instante enloqueció de
excitación y me sujetó las manos contra el suelo. Luego siguió besando
las tetas, hasta que se decidió a penetrarme de nuevo. Me hizo daño de
la fuerza con la que me metió la polla, pero sus jadeos y el olor a su
sudor me excitaron mas todavía, y comencé a moverme como en toda la
noche no había podido. Me soltó los brazos y me agarré a su cuerpo
mientras él hacía lo mismo con el mío, hasta que tuvimos el último
orgasmo de la noche.
Para ti, ลอร่า.
No hay comentarios:
Publicar un comentario